Como comenzo OA

“LIBRO MÁS ALLÁ DE NUESTROS SUEÑOS MAS ANSIADOS”



La historia de Comedores Compulsivos Anónimos vista por una cofundadora (Rozanne)
Noviembre de 1958.


Las mejores historias son aquellas que comienzan de manera sencilla, inesperadamente. Esta historia es una de ellas.

Eran las 10 de la noche, una noche fría de noviembre en los Ángeles del Oeste, California. Marvin y yo habíamos estado casados por solo tres años. Mi primera hija, Debbie, tenía veinte meses y yo acababa de tener otro bebé, Julie, hacía 8 meses.

Esa noche la casa estaba silenciosa; mi esposo y bebés estaban durmiendo.  Era hora de mi rutina nocturna de ver TV y comer.

 

“Los archivos confidenciales de Paul Coates sería interesante”, me dije. Él era un periodista entrevistador de la televisión, conocido a nivel nacional y sus temas eran siempre interesantes.  Cambiando el canal, me puse cómoda atracándome de comida y mirando. Con veintinueve años, 1.53m de estatura y 152 libras, pasaba todas las noches hasta que me acostaba llenando mi vacío interno con comida excesiva.


“Esta noche”, comenzó Paul Coates, “vamos a oír a un miembro de un nuevo grupo llamado Jugadores Anónimos”.  A medida que progresaba la entrevista, me empecé a fascinar cada vez más. “¿Por qué no se voltea ese hombre?”, me preguntaba.  “¿por qué le da la espalda a la cámara?”. Olvidando comer por un momento, escuché una discusión sobre un tema y unos conceptos totalmente extraños a mi experiencia.  Mi esposo tenía un amigo que era jugador compulsivo. Con la boca llena me dije, “esto sería fantástico para él.” Mi naturaleza como salvadora del mundo”, hasta el momento dormida, estaba a punto de ser despertada.


A la mañana siguiente llame a la oficina local de JA (Jugadores Anónimos) preguntando por el sitio y la dirección de la reunión, “es en el viejo Hotel Mayflower, en el centro de Los Ángeles”, me aseguró una voz amable.  Usando nuestro poder de persuasión,  Marvin y yo convencimos a nuestro amigo a que nos acompañara a la reunión.


Mientras viva, nunca olvidaré esa noche. Estábamos en una sala de reuniones con unos veinticinco hombres y algunas esposas. Sentada en la parte de atrás, envuelta en mi chaqueta negra y grande, escuché a hombres hablar de sus vidas, las mentiras, los engaños, las escondidas.  “Ahora”, nos aseguraron, “ya no tenemos que vivir así”.

Me senté ahí, transfigurada, parecían estar hablándome directamente a mí. “yo soy igual”, me dije. “La única diferencia es que como en exceso en vez de apostar.” Sobrecogida, pensé, “ya no estoy sola.”

Esa noche aprendí que no estaba embrujada ni llena de pecado; estaba enferma. Tenía una enfermedad que luego llamaríamos “comer compulsivamente”.  Todo era una revelación para mí y al salir de esa reunión aquella noche, mi vida cambiaria para siempre.  


Quería hablar con otros comedores compulsivos, así que busqué a TOPS en el directorio telefónico. Esta era la única organización conocida para la pérdida de peso. TOPS no estaba en la lista, así que intenté encontrar Gorditos Anónimos. En alguna parte había oído hablar de eso. No pude encontrar ninguna de las dos. Aterrorizada, no sabía a qué acudir. ¿A dónde podía ir? ¿Qué debía hacer?


Me aferre a mi dieta por las siguientes tres semanas, luego cedí y volvía a mis viejos hábitos. Continué comiendo en exceso por un año más.  Luego, a finales  de 1959, pesando 152 libras y usando una talla dieciocho, toqué un fondo. Por un tiempo parecía como si pudiera comer cuanto quisiera y aún así no aumentar de peso. Había comida escondida por todas partes en mi casa. Me odiaba a mí misma y le temía a la vida; me sentía totalmente sin valor. Una y otra vez intentaba ejercer mi fuerza de voluntad, pero simplemente no podía hacerlo sola.


Desvalida y sin esperanzas, no sabía que necesitaba a otras personas para encontrar apoyo y trabajar un programa de recuperación que transforma vidas.

Era noviembre de 1959, exactamente un año desde nuestra visita a Jugadores Anónimos.


Se habían mudado nuevos vecinos a la cuadra. La mujer, Jo S., pesaba más de 200 libras y yo nunca había visto a nadie con su apariencia. Cargaba con su sobrepeso en su frente y me dije a mi misma: “yo nunca me veré así. Nunca me dejaré aumentar tanto de peso”. ¡Esas son célebres palabras de un comedor compulsivo!


La época de fiestas llegaba y a comienzos de diciembre mi Debbie de 3 años y yo viajamos a White Sands, Nuevo México a visitar a mi hermano Chuck y su familia. Mis padres volaron desde Chicago a encontrarse con nosotros y, con toda la emoción y la presencia de mis padres, revivieron muchas memorias de mi infancia.


Como mi cuñada Syd era una cocinera maravillosa la comida estaba siempre presente.  Era demasiado para mí, la única manera de lidiar con sentimientos desconocidos era comer y comer.

Al regresar a Los Ángeles, fui directo a la balanza. Estaba en shock: ¡había aumentado 9 libras en una semana y media!


Ahora con un peso de 161 lb., mi talla era 20. Nunca había pesado tanto, nunca había sido tan gorda. Sólo tenía 30 años.  Sentí que el mundo se derrumbaba. Ni los psicoterapeutas convencionales, ni los médicos, ni las dietas habían parado mi compulsión por la comida.


Tan solo 2 meses antes había criticado a mi vecina Jo y ahora sabía que en menos tiempo de lo que pensaba me vería igual a ella. ¿Qué podía hacer ahora?.

Desesperada, recordé esa noche en Jugadores Anónimos. Le dije a mi esposo: “Marvin, no he podido encontrar un grupo, así que voy a JA, a ver si es como lo recuerdo”. Mi esposo me apoyó y salí a buscar esperanza y una vida nueva.


Después de la reunión, me acerque a Jim W., el fundador de JA. Debía ser una imagen rarísima: una mujer joven, de 1.53 de estatura, con sobrepeso, mirando a los ojos de un hombre alto y delgado.

Temblando, le pregunte: “Jim, ¿crees que una organización como la tuya funcionaría para comedores compulsivos como yo?”.  Me sonrió y dijo: “No veo por qué no.  Yo estaba en Alcohólicos Anónimos antes de empezar JA. Dime que tienes en mente.


Tome aire y comencé a describirle todo –mis atracones, mi desesperación, mi visita a JA el año anterior y su impacto sobre mí, mi idea de una organización para gente como yo.

“Rozanne”, me preguntó, “¿hablas sobre comenzar un grupo local o varios en la ciudad?”.  “Oh, no”, negué con mi cabeza, “se que algún día mi organización será tan grande como AA o mayor, que estará en todo el mundo”. Otro se hubiera reído de mis visiones grandiosas, pero no Jim. “Lo puedes hacer”, me dijo.  “Yo lo hice y JA está creciendo. Yo te ayudo”.


Ahí estaba – una mano se tendía hacia mí para sostenerme, mientras tambaleaba.  Era mi primera experiencia con el paso Doce; la primera vez que alguien ofrecía su ayuda sin esperar nada a cambio.


Jim no era comedor compulsivo, pero su comprensión y su amor por comedores compulsivos nunca fallaron. Desde esa noche, me ofreció ánimo, apoyo y guía mientras yo luchaba por desarrollar nuestra joven Fraternidad.  Durante este periodo empecé a pensar en un nombre para mi nueva iniciativa. Quería un nombre que incluyera la palabra “Anónimos”.


¿Qué tenemos en común?, me pregunte. Si el Alcohólico es un bebedor compulsivo, entonces debemos ser Comedores Compulsivos, No sólo comemos más, sino que comemos de manera compulsiva. Comedores Compulsivos Anónimos era muy largo, difícil de decir y sonaba un poco raro. Overeaters Anonymous es mejor, le dice a la gente quienes somos sin desmotivarlos.


¿era el nombre correcto? ¿Cómo comenzar esta aventura? ¿quién me acompañaría en este comienzo?


Una tarde de domingo, Marvin y yo estábamos discutiendo opciones. Le conté sobre mis ideas de nombre y me dijo que Overeaters Anonymous le sonaba bien.


La Navidad llegó y se fue. Una tarde decembrina, mientras paseaba a mis bebes por la calle, espié a mi vecina Jo. No la conocía bien pero recordaba su nombre. “Hola Jo, espérame”, le grite.  Crucé la calle y me preguntó que si yo también llevaba a mis niños al parque. “Hoy no”, le dije, y empecé con mi intento. “sabes, estoy pasándola muy mal con mi peso y veo que tú tienes el mismo problema”. Mis palabras fueron recibidas con un silencio sepulcral e inmediatamente me arrepentí de mi comentario.


Comencé a hablar rápido, tapar lo que había hecho y mostrarle que mi intención no era ser maleducada. Era obvio que necesitaba otro método.  Se me ocurrió otra idea.


“No puedo caminar mucho tiempo más, debo ir a un lugar importante esta tarde”, le dije. “Ah, veo”, dijo, y cambió de tema.  Me reproché el haber arruinado otra oportunidad más de obtener el interés de alguien por la propuesta organización. Después  de las reacciones de las otras mujeres, ya había debido aprender mi lección.  Cualquier cosa que pareciera un señalamiento no funcionaría. Nadie quería escuchar insistencias sobre pérdida de peso.


Decidí intentarlo de nuevo, pensando que era ahora o nunca. Al acercarnos a mi casa, le dije que de verdad me tenía que apurar. “Cuál es el afán?”, me preguntó. “Bueno, debo ir al gimnasio para ver si comenzamos un grupo, pero sé que no te interesaría” “Cuál grupo?”, preguntó, Ya habíamos llegado a la puerta de mi casa. Le dije: “Sé que no compartes este problema, pero soy comedora compulsiva y estoy pasándola muy mal.” Intrigada, preguntó cómo se llamaba el grupo. Tomé aire y respondí: “Comedores Compulsivos Anónimos”. “Sabes?, yo si estoy interesada, me gustaría intentarlo contigo, me dijo.


En ese momento nació la Fraternidad de OA.


La primera reunión de OA (Overeaters Anonymus) Se llevó a cabo el 19 de enero de 1960 en casa de Bernice en Hollywood.  (Rozanne, Jo y Bernice)

 

COMO EMPEZO CCA/OA EN LA CIUDAD DE MEXICO


Una compañera asistió a una junta en ingles de Overeaters Anonymus (Comedores Compulsivos Anónimos), alrededor del año de 1981. En casas de una de las compañeras norteamericanas en la calle de Saratoga en la colonia Lomas Hipódromo en el Estado de México. Este es el recuerdo más antiguo del que tenemos conocimiento. Tiempo después empezó a asistir a unas juntas en ingles en la iglesia Unión Church en la colonia Lomas de Chapultepec y al cual se le llamó grupo “Lomas”. Ellas y otra compañera mexicana finalmente se cambiaron al grupo san Agustín donde actualmente todavía permanece la compañera. 


En el año de 1984 el grupo Lomas junto con el grupo de la calle Tayne, en Polanco y el grupo Mazatlán (en ingles), en la colonia Condesa (actualmente sigue sesionando), llevaron el mensaje de CCA/OA al público a través de la televisión en el programa de Guillermo Ochoa en una mañana de 1984. Mucha gente se presento en el grupo Mazatlan. La gente abarroto el lugar y llegaba la fila hasta la calle.


El “Grupo San Agustín” que había iniciado el 7 de septiembre de 1983 y que en 1985 sesionaba en la calle de Horacio No. 921, colonia Polanco en un anexo de la iglesia de San Agustín, de donde nació el nombre del grupo.  Una compañera que nació en el grupo Mazatlán, militó durante un tiempo en el grupo y luego se fue a abrir el grupo Solo por Hoy (Coyoacán), abrió muchos grupos llevando el mensaje y actualmente milita en el último que abrió que se llama “Llegamos a Creer”


En 1985 existía ya una Oficina Intergrupal que sesionaba en el grupo San Agustín los primeros sábados de mes.  Ahí se juntaban los ROIS (Representantes de Grupos) del grupo San Agustín, Mazatlán, Pastores, Coyoacán y a veces recibían la visita del grupo de Morelia. En 1987 dejo de sesionar la Intergrupal. Y en el año de 1989 dos compañeras empezaron a comunicase con los grupos de otros Estados y con la Oficina Mundial de Overeaters Anonymus en un intento de reanudar los servicios de la Oficina Intergrupal México.  En el año de 1992 se reunieron representantes de los grupos de CCA/OA tradicionales en México en un intento de crear la unidad que se había perdido. Como podrán darse cuenta, el proyecto sonó muy interesante, más ese sueño no era el de todos, pues las compañeras tuvieron que luchar aun contra su propia inexperiencia y la poca información que tenían del programa y del servicio de estructura.


Hoy sabemos que esos son los retos.

 

 
 
En la actualidad, cerca de 6,500 grupos de OA se reúnen cada semana en más de 75 países. Dividida en diez regiones mundiales y con aproximadamente 54,000 miembros en todo el planeta, OA ayuda a miles de comedores compulsivos a encontrar una nueva vida. Para saber más sobre la historia de OA, lea el libro  Más allá de nuestros sueños más ansiados.


 

 

3 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Hola Libertad, para conseguir la literatura comunicate a la oficina intergrupal pregunta por el servidor de literatura, Victor, en la pestaña de literatura aparece su correo electrónico.

      saludos

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  2. hola, leo y leo y no encuentor la manera de localizar como acercarme a ustedes, con la finalidad de que me presten ayuda.

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